Vía Verde
de Arrazola
Bajo la mirada de Anboto
por el mágico valle de Atxondo.
El antiguo ferrocarril minero de Arrazola, con la locomotora de vapor “Aurrera” a la cabeza, descendía por la plácida vega del río Arrazola hasta el núcleo de Apatamonasterio.
Hoy en día, gracias a la vía verde, podemos atravesar de norte a sur el hermoso valle de Atxondo hasta llegar a los pies del Anboto, máxima cumbre del montañoso Parque Natural de Urkiola, así como morada de Mari, la diosa ancestral del pueblo vasco.
El camino tiene alrededor de 5 km de longitud con pocas pendientes, y transcurre rodeado de caseríos y bellos paisajes junto al río Arratia, que sigue el antiguo trazado del ferrocarril que llegaba hasta las minas de Errotabarri.
LA RUTA
Recomendamos aparcar el vehículo en Apatamonasterio y recorrer a pie la vía verde de Arrazola. Al cruzar por la travesía de la carretera BI-4332, veremos que a la derecha se suceden el ayuntamiento, la iglesia de San Pedro y el frontón. A la izquierda, frente al frontón, se abre una plazoleta con un grueso árbol.
La calle Ziarreta se alarga desde esa plazoleta hasta un área de recreo equipada con bancos, circuito biosaludable y una fuente situada a orillas de la umbría galería formada por nogales, alisos, arces y fresnos que cubren el río Arrazola. Ahí comienza la vía verde de Arrazola.
Desde el área de recreo, un puente de hormigón atraviesa el río, regalando a la vista la bonita estampa que componen una represa que retiene las aguas y un puente arqueado de trazado medieval. En la otra orilla del río nacen varios caminos: a la izquierda se dirige un camino balizado como ruta de Gran Recorrido (GR); y, al frente, el rastro del antiguo ferrocarril se dibuja recto y llano entre verdes prados.
El camino se une de nuevo al río en ese tramo hasta salir del “túnel vegetal” y se acerca a la ladera montañosa que se levanta bruscamente por el lado izquierdo.
FICHA DEL RECORRIDO
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Nivel de dificultad: Fácil
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Altitud máxima: 206 m
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Altitud mínima: 165 m
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Túnel: 120 m
DISTANCIAS
- Elorrio – Apatamonasterio: 4 km
- Hasta el inicio de la Vía Verde de Arrazola: 4,1 km
- Hasta el final de la Vía Verde de Arrazona: 9,1 km
BARRIO MARZANA
En el kilómetro 0,8, altos plátanos perfilan y sombrean la vía, anunciando la proximidad de Marza o Marzana. El barrio más señero de Atxondo posee un amplio espacio a la sombra de grandes tilos, en torno al cual se ubican la iglesia de San Martín, varios caseríos y la torre renacentista del siglo XVI. En este lugar hay una elegante fuente para saciar la sed.
Merece la pena dar un paseo por el barrio y disfrutar tanto de su vetusto y recogido patrimonio como del caserío Etxezarra, cuya puerta gótica es, además, originaria de la torre de Marzana. En cuanto al ferrocarril, en Marzana existió un cargadero de las minas abiertas colina arriba.
Dejando atrás Marzana, la vía verde Arrazola cruza a nivel la carretera BI-4332; continúa entre verdes prados de siega y deja a un lado un área recreativa (km 1,3) con aseos, mesas de picnic y juegos para que disfruten las y los más pequeños.
Tras cruzar por segunda vez el río y su fresca ribera arbolada (km 1,6), el vasto valle de Arrazola se estrecha. Al salir de la angostura (km 2,1), el valle vuelve a aparecer amplio y verde, pero en esta ocasión vemos los caseríos de piedra encerrados entre el arbolado de Memaia y la crestería caliza del Anboto.
AXPE
Seguidamente, la vía se eleva por encima de un terraplén curvo para cruzar la vaguada del arroyo procedente de Axpe, núcleo urbano asentado en el valle. El terraplén, una elevación artificiosa para allanar el camino al tren, resulta un magnífico mirador para contemplar el valle. Una vez atravesada la vaguada, la plataforma de hierro cruza a nivel la carretera a Axpe. Por esta carretera (a la izquierda) se puede uno acercar a la ermita y el barrio de Santiago, donde los restaurantes dan buena muestra de la fama de la gastronomía vasca.
ARRAZOLA
La vía verde acentúa su pendiente y se aterraza en la ladera montañosa de la derecha, a cierta altura sobre la orilla izquierda del río. Este tramo regala una panorámica del valle con sus caseríos dispersos y también ofrece la sombra de los avellanos, robles, pinos, castaños y alisos que perfilan el camino. El paseo elevado avanza por un terraplén largo y elevado que termina en el paso sobre la carretera BI-4332 (km 3), a los pies del núcleo de Arrazola.
En el paso superior podremos saciar la sed en una oportuna fuente, que es también un mirador único para admirar el campanario de San Miguel y el caserío Urrutia (siglo XVI), uno de los más antiguos de Bizkaia a tenor de su origen gótico-renacentista.
Del mismo modo, es el lugar ideal para apreciar en toda su magnitud la vertiente oriental, la más abrupta del Anboto. Justo ahí se encuentra la cueva de “Anbotoko Mari” o la Dama del Anboto. Esta diosa de la mitología vasca personifica a la Madre Tierra.
ERMITA DE SAN ROQUE
La vía rodea el contorno del núcleo urbano de Arrazola, elevado en la falda de la montaña sobre la torre y el molino de Ibarra (siglo XVIII), que aún conserva su maquinaria. Después abandona esta población entre vistosos árboles frutales mientras deja a un lado el caserío Ollargane, en cuya fachada se puede ver la inscripción con el nombre de Pedro de Albayalde y el año 1519, la fecha inscrita en piedra más antigua de Bizkaia.
Al final de este tramo, la plataforma férrea cruza el río Arrazola de nuevo y llega a la ermita de San Roque (km 4,5), que se encuentra a la sombra de altos y centenarios plátanos. Junto a la ermita hay bancos, una fuente y un amplio aparcamiento.
Desde la ermita se ve con claridad el “Ojo de Bentaneta”, una oquedad kárstica formada por la acción del agua sobre la roca caliza del Anboto. Dicen que, cuando el sol se pone, le regala a Atxondo un último rayo a través de ese hueco.
La ruta llega al final y al tramo más agreste de su recorrido. A partir de la ermita de San Roque, la vía verde se introduce de lleno entre los pastos que suben hacia el Anboto y una ladera montañosa cubierta por un frondoso arbolado de fresnos, acacias, alisos, abedules, pinos y nogales, que dan también sombra al caminante.
Con tan poco espacio, la vía verde y la corriente cristalina del río se emparejan hasta llegar a la estación de Errotabarri o El Tope (km 5), en cuyas inmediaciones se sitúan los restos de los hornos de calcinación y una pequeña aldea minera.
La antigua estación fue levantada de sus tuinas y ahora es un área de recreo con aseos, mesas de picnic y una fuente.
Quien tenga más curiosidad puede alargar la excursión a pie por la pista forestal que, adentrándose aún más en el barranco del río Arrazola, medio kilómetro más arriba permite alcanzar las minas de las que se extrajeron hierro y cobre hasta 1920.
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