2. CASA DE RESIDENCIA

Berrio-Otxoa vivió en esta casa junto a su padre Juan Isidro Berrio-Otxoa (Elorrio, 1801) y su madre María Mónica Arizti (Antzuola, 1797). Era una familia humilde, dedicada a la carpintería.

Con 18 años, ingresó en el seminario de Logroño, pero al de poco tuvo que suspender sus estudios y regresar a Elorrio para atender las necesidades económicas de su familia. Gracias a la ayuda de sus amistades, pudo regresar al seminario y en 1851 se ordenó sacerdote. Fue destinado como misionero en Asia y primero en Filipinas y después en Vietnam.

En esa época, el rey Tu-Duc de Vietnam perseguía con crueldad a los misioneros, que vivían escondidos en cuevas y chabolas, creyendo que actuaban en connivencia con los gobiernos europeos con la intención de ocupar y colonizar su reino.

3. BASÍLICA DE LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN

La basílica de Elorrio es la más grande de Bizkaia, tanto por su volumen, la gran calidad de su construcción y los magníficos muebles de su interior. Los trabajos de construcción de esta maravilla arquitectónica de 29 metros comenzaron en 1464, en estilo gótico tardío, y se necesitaron más de dos siglos para terminarla. Su magnífica torre campanario es una réplica de la Giralda de Sevilla y fue construida gracias a la devoción de las y los elorrianos. Pero prosigamos con nuestro viaje.​

El altar mausoleo

Merece la pena ver con detenimiento todos los detalles de este altar que se levantó en 1906 con motivo de la beatificación de Berrio Otxoa, nuestro protagonista. Como ves, el estilo es completamente diferente al resto del mobiliario de la basílica: el altar es más moderno y de inspiración oriental. El mosaico del altar representa el momento de la muerte del misionero. Se puede ver cómo fue encerrado en una jaula pequeña individual donde solamente pudiera estar en cuclillas. Lo mataron junto a otros misioneros en Vietnam por negarse a renunciar a la fe cristiana.

El 7 de junio de 1886 su cuerpo llegó a Barcelona donde le esperaban muchos vizcaínos. Sabino de Arana, allí presente, hizo colocar esta inscripción: «Berrio Otxoa Barzelona’ko Euzkaldunak. 1886’garren urtean Bagillan». («Berrio-Otxoa. Vascos de Barcelona. En julio del año 1886»). De ahí fue enviado a Elorrio y recibido en medio de una fiesta en la que se hallaba representada toda Bizkaia. En la actualidad, sus restos están depositados en la urna central de este altar.

Si te acercas a la parte posterior de la iglesía, podrás ver un monolito en honor a Berrio-Otxoa. Fue realizado en bronce por José Luis Valenciaga, siguiendo el diseño de Matilde Roca de Togores.

Se colocó en 1988, tras las obras de urbanización del terreno de detrás de la iglesia, en conmemoración de la canonización de Berrio-Otxoa.

4. CONVENTO DE SANTA ANA

Berrio-Otxoa estuvo durante cinco años de monaguillo en el convento de monjas de Santa Ana, desde la edad de diez años.

Fue levantado en 1699 y en sus orígenes el complejo estaba compuesto de iglesia, convento, aulas de Gramática y Latín -donde estudiaría Berrio-Otxoa- y casa para capellanes. Hoy en día, la planta baja de esta última acoge el Museo Berrio-Otxoa.

Actualmente el convento está habitado por monjas dominicas de clausura que son especialistas en repostería. No te pierdas la oportunidad de probar sus mostachones. Si tocas el timbre que cuelga del techo, te responderán con un «Ave María Purísima» al que se suele responder con «Sin pecado concebida».

Estarán encantadas de que te lleves alguna de sus delicias artesanales. Además de los mostachones también elaboran tartas de todo tipo. Llevan más de 3 décadas endulzando paladares.

Fíjate en la escultura de delante del convento, es el mismísimo S. V. de Berrio-Otxoa. Fue realizada en 1991 por Alberto Foraster, en conmemoración de la canonización de Berrio-Otxoa en 1988.

5. MUSEO BERRIO-OTXOA

En las propias dependencias del convento está el museo dedicado a San Valentín de Berrio-Otxoa, que fue inaugurado en 2003. A partir de objetos y documentos, se abarcan sus primeros años en Elorrio, su proceso de formación en el seminario de Logroño, su actividad misionera y también, tras su martirio, los procesos de beatificación y canonización.

El recorrido se ilustra mediante documentos, fotografías, mapas, textos autógrafos, pinturas, piezas de orfebrería y textiles así como con diversos enseres vinculados directamente con la vida y obra de San Valentín de Berrio-Otxoa, copatrono de Bizkaia.

6. EL FRONTÓN

Aunque era hábil en danza, el deporte favorito del joven Valentín era la pelota vasca, más concretamente la pelota mano o eskupilota.

Al igual que el resto de niños de entonces, desde pequeño jugó en el antiguo frontón de Elorrio donde ahora mismo se pueden ver 3 preciosos arcos que, aunque lo parezca, no son parte de la antigua muralla.

El frontón nuevo se construyó en 1933, y tal era la afición por este deporte de los elorrianos que 3 hombres que nacieron alrededor de ese año y que vivieron en la calle Errekakalea fueron campeones de distintas ligas y categorías: Hilario Azkarate, Felipe Lejarazu y José Antonio Álvarez.